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Crónicas

La hora del crimen

La hora del crimen

“La historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente”
                                                                             Don Quijote

 

Cuando en junio de 1950 Luís Saíz Montes de Oca recibió de sus padres un reloj de pulsera como regalo por su ingreso en el Instituto de Pinar del Río, no pudo imaginar que en él quedaría plasmada para la historia el segundo exacto de su muerte física.

Hoy, la prenda forma parte del tesoro patrimonial del museo Hermanos Saíz existente en San Juan y Martínez, cuna del mártir sanjuanero y en el que aún vive su madre Esther Montes de Oca Domínguez,  ya muy próxima a los cien años, la que cada día pasa sus tiernas manos por el reloj que tantos recuerdos le traen a la memoria.

La joya conserva su cristal pero su manilla niquelada, recibió el impacto de una bala asesina rompiéndola en tres pedazos que quedaron sobre el pavimento de la calle, aquella dolorosa noche del 13 de agosto de 1957 en la que  Luisito y su hermano Sergio fueron asesinados por un esbirro de la tiranía batistiana.

En el acta de la autopsia realizada a su cuerpo se describe  que en su pecho y en su corazón aparecieron  esquirlas de la manilla. El reloj se detuvo  las 8 y 25 minutos de la noche,  momento en que pasara Luís Saíz Montes de Oca a formar parte de la historia de Cuba.

Muy pocas veces queda plasmada  la hora exacta en la que un mártir entregara  su vida generosa por la libertad de su Patria, ese testimonio se conserva en el  reloj que Luisito recibiera como regalo de sus padres.

El Caguairán florecido

El Caguairán florecido

“Realmente lo único que teníamos era eso: inspiración”.

                                                               Fidel Castro.

Quienes dudaban de los dioses del olimpo, o de la maravillosa historia del ave Fénix, o mas humano aún, de las leyendas de lo real maravilloso de nuestra América,  ahora te tendrán como ejemplo para derrumbar cualquier muro de las dudas.

Primero fue el grito en el barrio salido de una garganta con el asombro acumulado en sus ojos: “Fidel está visitando un centro científico”, luego el gran silencio, todos pendientes de los televisores, concientes de que estábamos  presenciando un acto de trascendencia histórica.

Luego las expresiones de alegría, como  las  “!? Lo viste, lo viste!?”, o la del niño de Karinita  que sale corriendo hacia la casa de su amigo gritando con la mayor de las alegrías, “!Vi a Fidel, Vi a Fidel!”.

Ahora que estás a punto cumplir otro aniversario de tu heroica vida verte de nuevo alzando el fusil de la victoria es un soplo de esperanza, los cubanos estamos pendientes de tu recuperación con el orgullo de saber que hasta en los momentos más difíciles nos hablaste de la verdad y de los sueños.

Luego los acontecimientos se precipitaron, con tu cultura del detalle, esa  que disfrutamos desde la infancia, como la del reencuentro con la vida marina en el acuario nacional,  a la que le dedicaste parte de tu vida, o más intimo  aún, la puesta de tu heroica camisa verde olivo en respuesta a Chávez, tu gran amigo, de que solo te faltaba ella para volver a liderar los destino de la América.

¡Gracias Fidel!, tu retorno es un soplo de esperanza que inflama nuestros corazones, muchos nos conformábamos con leer tus reflexiones e imaginarte ante las cuartillas pensando en nosotros, pero tenerte de nuevo con el fusil  al hombro es una convocatoria viril a continuar perfeccionando las conquistas de la patria.

Las paredes y los polvos.

Las paredes y los polvos.

“Me abandonaste en las tinieblas de la noche…”
                         José Tejedor.

El hotel Pan América de San Juan y Martínez está  lleno de polvo, de ese que se desprende de las almas y se acomodan en los rincones esperando porque algún recuerdo los sople y los traiga a la vida con la pación de los recuerdos.

A los ojos de sus balcones la vida cotidiana sigue su cause, pero en sus pasillos, en sus escaleras, en los diversos cubículos, en cada centímetro de su adolorida piel viven los recuerdos de miles de sanjuaneros.

En las paredes de sus 15 cuartos están escritas muchas de esas historias de amor, de confesiones insospechadas, de caricias hasta el cansancio y también de desgarramientos como el expresado en un dibujo siniestro  que solo quien lo grabó  en el cemente sabrá de sus misterios.

El viejo inmueble volverá un día a la luz, como su comedor a punto de comenzar a prestar servicios, o su barcito  en el que  alguna noche, recostado a la barra, pedimos el último trago para sepultar el suspiro de pación que momentos antes dejamos perder en una de sus habitaciones.

El día que retorne a la luz el hotel Pan América  estaremos presentes, será para muchos un momento mágico, veremos con los ojos de la nostalgia aquel barquito blanco y hermoso que un día fue su mostrador salir por su puerta, y como un susurro escucharemos nuestras promesas de amor al ensueño de la música de la vitola que no cesaba de reproducir los boleros de la época.

Quizás entonces se nos nuble la vista  y cantamos  en un susurro,  con el ánimo de nuestros 20 años de juventud,  aquella canción de José  Tejedor: “Me abandonaste en las tinieblas de la noche…”.

Sin perder la ternura

Sin perder la ternura

Humberto Pérez Gutiérrez  recibió su chequera de jubilado, y unido a ese documento  en un acto,  aparentemente,   cotidiano  sus compañeros de trabajo de la Unidad de Servicios de San Juan y Martínez, de Pinar del Río  entregaron  sus corazones.

Ellos trabajaron bajo su dirección decenas de años y descubrieron que un hombre puede ser exigente sin perder la ternura.

Los que observamos el  rostro de Humberto  comprendimos que a la memoria llegaban en ese instante   los cerca de 50 años de su vida dedicados al trabajo.

Su amor al básquet, el cariño  hacia Nancy Gómez, quien  fundió su vida a la de él hace ya 42 años, como las ostras  a las conchas para cultivar una perla.

Siempre añoró tener un hijo varón, mas,  la vida le regaló dos hembras que desde que dieron su primer grito de protesta por la nalgada del ginecólogo las amó como solo saben hacer los padres buenos.

Hoy, aquel sueño de tener un hijo varón se multiplica en los nietos, ellos lo aman como al mejor de sus amigos. Él  les  enseña cómo reparar la bicicleta, cómo cuidar a las palomas, les indica el camino del bien.

Sí, se jubiló el dirigente, pero su ejemplo queda  grabado en sus compañeros de trabajo, en sus hijas y nietos y en ese soñar que siempre lo atrae hasta el  balcón de su casa para disfrutar la luz de los amaneceres.

Idalia, la de Bailén.

Idalia, la de Bailén.

“Hay solo dos maneras de vivir la vida: la primera es vivirla como si los milagros no existieran. La segunda es vivirla como si todo fuera un milagro.”
                                                     Albert Einstein
Sin dudas Bailén es una hermosa playa, su arena, el cristalino mar y hasta los pequeños cangrejos que nos reciben crean una  magia  en nuestro entorno que nos obliga a amarla para siempre.
Pero quien más ama a esta playa es Idalia Marín Peña, esta menuda mujer que ha dedicado 50 años de su vida a laborar en ella y que afirma que no la abandonará hasta el último día de su existencia.
Por eso se incorporó al destacamento mirando al mar y unida a sus compañeros de lucha recorre el litoral cada día para avizorar cualquier provocación enemiga.
Los que con ella laboran en la cocina del restauran de la Playa Bailén la respetan y quieren como a un trofeo, a su lado aprendieron a cocinar las especialidades de la cocina marinera, sobre todo esos cangrejos que prepara Idalia y al decir de todos son los más sabrosos del mundo.
Solo escuchando a esta cariñosa mujer uno sabe que vive enamorada de su trabajo y de su condición de fundadora de la Playa Bailén inaugurada en 1960 por Julio Camacho Aguilera y Orlando Lugo Fonte.
Cuando usted visite esta hermosa playa pinareña, busque a Idalia y abrácela con el cariño de tener cerca de su pecho la historia viva de este lugar en que tantos hemos reposado en nuestras vacaciones y encontrado el amor que necesita el alma para ser feliz.

Los buenos maestros

“Solo quien sea un evangelio vivo”.
                                                 José de la Luz y Caballero.

Los valores se forman en las personas desde las primeras edades, primero la familia y luego la escuela va mordiando la arcilla más prodigiosa de la naturaleza, la de  los niños, para que como alertara nuestro Martí, sean la esperanza del mundo.
Es quizás por ello que los maestros viven la vida como si todo fuera un milagro, ellos separan la luz de las tinieblas y nos elevan con las maravillas de sus enseñanzas.
¿Cómo olvidar al bueno de Celedonio, flexible y digno como una vara de bambú, o a Arnaldo Gutiérrez,  que aun camina por nuestras calles lleno de números y ecuaciones, como no recordarnos de Aída Montes de Oca, que compró un telescopio para que describiéramos  las estrellas, o a nuestra Esther ,su hermana, que a pesar de haber perdido sus dos hijos no se cansó de  cargar  los mapas para que pudiéramos subir, gracias al milagro de su palabra, a lo mas alto de los Andes o navegáramos por las tranquilas aguas del Nilo.
Ahora son nuestros hijos los que descubren misterios de la vida, ellos también tienen su generación de buenos maestros,  como Fortuna, la que tristemente perdió sus piernas para enseñarnos el milagro de iluminar a todos desde un sillón de ruedas, o a  Jesús Barroso, que ama a sus alumnos más que a su propia existencia y tantos otros que solo caben en el palpitante corazón de las aulas.
Los maestros tienen el privilegiado don de renacer en cada curso escolar, es entonces el momento de comenzar su gran obra, instruir a todos por igual y elevar los buenos sentimientos, para que cuando culmine el curso, todos sean mejores.
Hay muchos caminos que conducen a los maestros a formar valores en las nuevas generaciones, pero los mejores son estos que describíamos, el ejemplo diario, esa forma de educar que solo llevan consigo los que como dijera Luz y Caballeros, sean  un evangelio vivo.

Día de las madres.

                                 M írame a los ojos con el beso
                                 A  moroso y fugaz del embeleso……
                                 D  urará u  instante ese segundo,
                                 R  azón para apresarlo ¡Fuerte, Fuerte!
                                 E  n el estado sublime de este mundo

Las madres no hablan del amor a sus hijos, lo dicen con un gesto, una mirada, una tenue caricia que se nos acomoda cada día en el alma y nos llena de un gozo que luego devolvemos con la palabra mamá.

Cuando des la mano a mamá apriétala duro, sentirás cuanta energía va de su corazón al tuyo, sentirás aquel maravilloso momento del parto con el que te trajo al mundo, apreciarás que está dispuesta sin la menor duda a entregar su vida por solo evitar un arañazo en tus piernas.
 
¡Apriétale la mano ahora que aún tienes la dicha de colgar en tu pecho una rosa roja!, pero si llevas contigo la angustia de su ausencia, entonces apriétala en el alma, con la tristeza de no poder gozar mañana de su presencia física, pero no asumas el dolor, pues donde quiera que ella esté seguirá velando por ti, te seguirá extendiendo su mano para que la aprietes con la ternura de tu amor

La madre siempre está en el lugar que la necesitamos, al lado nuestro cuando acudimos al médico, en el repaso de la última tarea, en los consejos antes del matrimonio y en las arrugas de su vejez que no se apartan de nosotros hasta el último aliento de sus vidas.

El día de las madres siempre será un día hermoso, si hay sol ,disfrutaremos a su lado de la luz, , si llueve,  buscaremos en ellas el calor necesario, si ya no está con nosotros, acudiremos a su reposo a depositar una flor, con la seguridad que desde donde quiera que esté será feliz al tenernos cerca.

Con sus prodigiosas manos

Con sus prodigiosas manos

Por estos días falleció  un sanjuanero muy querido por todos, si pondríamos su nombre muchos tal vez no lo conocerían pero si decimos Cuco Melo enseguida todos los reconocerían.

Nuestra corresponsalía dedicó a él una crónica cuando se le celebró su centenario queremos ponerla en nuestra web como un sencillo homenaje a su obra.

Pedro Pablo Rodríguez Delgado acaba de cumplir cien años de vida iluminada por el cariño y el respeto de los habitantes de San Juan y Martínez, municipio de Pinar del Río.

La ocasión fue propicia para que se reunieran en su casa los   amigos más cercanos, muchos con regalos en las manos o en  el alma para agradecer a este hombre el alivio de sus  dolores físicos.

Quizás por su nombre de registro  no sea tan conocido pero si decimos que se trata de Cuco Melo,  entonces llega hasta el corazón su imagen.

Desde los diez años de vida este hombre comenzó a dar fricciones a las personas que padecían algún mal en los huesos o músculos, primero fueron a él los más pobres que en aquellos  tiempos de seudo república no tenían para pagar un médico, luego fueron miles  los que acudían a su vivienda para ser tratados.

Año tras año pasaron  por su sala analfabetos y doctores, del terruño o de cualquier otro lugar del país, y hasta no pocos extranjeros visitan hoy  a Cuco Melo para aliviar sus malestares.

El constante ejercicio de sus manos le permite que aun acabados de cumplir los cien años estas  sigan vigorosas, listas a encontrar el tendón dañado en lo más profundo del cuerpo y cuando da con él no lo suelta hasta estar seguro de que lo colocó en su lugar.

Ahora Cuco Melo está entusiasmado con el próximo campeonato mundial de béisbol porque hace muy poco le dio masajes en el brazo al receptor de San Juan y Martínez Yosvany Peraza.

Quien sabe si este pelotero cuando sorprenda algún corredor contrario en las bases  recuerde de este hombre que le calentó su brazo desde su sillón de cien años.

Ojos de Acero

Ojos de Acero

 

Aun con el sabor del café carretero en los labios y el rocío de la madrugada sobre sus hombros sale este hombre a recorrer diariamente los 12 kilómetros de vía férrea que unen a la localidad de Galafre del municipio de San Juan y Martínez con la de Guillen en el vecino Guane

Va concentrado, sus ojos examinan cada pulgada de acero que conforman las paralelas por las que todos los días transita el tren como un poderoso toro bramando y levantando el polvo a su paso..

Es Gregorio Danilo Cabrera Benítez, pero si usted lo llama así desde alguna pendiente de la guardarraya quizás no levante la cabeza, posiblemente si le grita: “Ñato”, se sacuda un poco y le clave su vista como criticándolo de que lo sacó de su concentración.

Ese esmero en el chequeo está dado por su conciencia de que si no detecta la más mínima rajadura o desnivel en la línea pudiera ocurrir un accidente, descarrilarse  el tren y hasta morir en el accidente alguna persona.

Gregorio Danilo es integrante de la brigada de reparaciones de vía férrea 24 103 de San Juan y Martínez, considerada la mejor del país. por su esmerado trabajo acumula 17 años consecutivos como Vanguardia Nacional del Sindicato del Transporte.

Cuando usted viaje en tren por el tramo Galafre –Guillén y vea caminando a un hombre ya próximo a la jubilación, con una gorra verde olivo calada hasta los ojos que mantiene fijos en las vigas de acero salúdelo con una merecido adiós, pues ese hombre está cuidando de nuestras vidas.

Una Nieve Cálida

Una Nieve Cálida

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  “Quien se mira a sí mismo no ilumina.”

           Lao-Tse.

 

Entre décimas y cálidos poemas vive esta mujer que desde los 37 años quedó viuda con dos hijas y desde entonces se casó para siempre con la Revolución.

 

Ella es como un cofre  en el que se guarda historias fascinantes, como la de alertar a Esther Montes de Oca, la madre de los hermanos Saíz, de que sus hijos estaban en peligro aquella  triste noche del 13 de Agosto de 1957 en la que fueron asesinados por polizontes de la tiranía Batistiana.

 

Otras que viven en la prudencia de sus mas de 40 años como auxiliar del ministerio del Interior, de su condición de fundadora del Partido Comunista de Cuba, o en las del amor que depósito en sus dos hijas y en Fidel.

Fidel es líder del mundo

No solo de Cuba entera

Es la esencia verdadera

Del alma lo más profundo

Por eso escogió este rumbo

Para acabar con la guerra

Son sus luchas en la Sierra

Son sus noches de desvelos

Porque es que Dios desde el cielo

Puso a Fidel en la tierra.

 

Blanca Nieves Castillo Martín es poeta, allí, en el maravilloso cofre de sus recuerdos guarda miles de versos que describen su niñez de humilde campesina del Gíbaro, de sus paciones amorosas con Antonio Barrios, el único hombre de su vida, o de ese ardor por la Revolución que derrite la Nieve de su nombre y la convierte en calida como sus sueños.

 

                        

 

Celia: la flor silvestre de La Sierra

Celia: la flor silvestre de La Sierra

“En cuanto a La Sierra, cuando se escriba la historia de esta etapa revolucionaria, en la portada tendrán que aparecer dos nombres: David y Norma”.
                                             Fidel Castro

 

Fuiste la primera mujer en llegar a La Sierra Maestra, dicen los que te amaron que eras como otra de las flores del lugar por ese empeño de adornarte a diario el cabello con una mariposa.

A ti, Celia Sánchez Manduley tus enemigos jamás  pudieron descubrirte porque de pronto eras Norma, luego Lilian, Carmen, Caridad o ese último nombre clandestino que tanto te gustó: “Aly”,  aunque ya para siempre quedarás apodada con el de Norma, la guerrillera.

Pronto demostraste que ese arrebato de hermosa mujer no le restaba fuerza a tu empuje, al estar presente en la batalla del Uvero, junto a Fidel, a quien dedicaste los mejores y más fructíferos años de tu vida.

Para los más humildes luego del triunfo de la revolución fuiste como la almohada de los sueños, en ocasiones te confundían con un ángel por esa bondad que mostrabas al oír sus penas y preocuparte por resolverlas no pocas veces con tu propia presencia.

A todos nos dolió tu desaparición física, pero para la mayoría, sigues ahí, junto al Comandante en Jefe, atenta a sus desvelos, cuidando de su horario, haciéndolo feliz con tu criterio sobre la última de sus reflexiones.

 

ULISES

ULISES

Lo absurdo y criminal sería

                                No ayudarte con más fuerza cada día

                                No ponerse de tu lado

                                Y luchar aquí contigo, por la vida.

                                                   NOEL NICOLA

 

Quien te nombró Ulises debió estar iluminado por los albores del siglo nueve antes de cristo, entre héroes griegos que recreó Homero en la Odisea.

Tu vida ha tenido ese deslumbramiento épico que te permitió vivir batallas más heroicas que la de Aquiles y Héctor, en las que tuviste que inventarte tus propios caballos de Troya.

Desde tu infancia fuiste guerrero, tus arrebatos de niño, tus tánganas juveniles, tus reclamos ante la menor de las injusticias llenaron la vida de aventuras, peripecias y obstáculos, pero siempre con un libro en ristre, enriqueciendo esa cultura que llevas con el orgullo de Rocinante.

Cuando las anchas praderas de Angola te humedecieron los ojos de tanta luz quedaste fascinado, allá, entre rugidos de fieras salvajes  y el tronar de los cañones de la guerra, te acabaste de formar como el combatiente necesario, el amigo de mil trincheras, el soldado capaz de compartir el último cigarrillo.

Cuando retornaste a Cuba todos descubrimos que la Odisea te formó definitivamente para que ocuparas la presidencia de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en San Juan y Martínez, la que aun hoy, a pesar de tus dolencias, llevas con orgullo dispuesto nuevamente a encontrarte ante los muros de Troya para saltar sus muros de vida.

Ismaela la abuela

Ismaela la abuela

La abuela, Ismaela Acosta

 

 

Por Raúl Alonso Rivero   

 

“Qué brille tu vida y que arda. Vive con toda la fuerza. Se una luz en la oscuridad del Mundo porque el sueño de una vida solo dura una noche”.
                                                              Akira Kurosawa

 

Hay personas que transitan por la vida llenas de luz y al partir, dejan tan pocas cosas materiales que uno duda si fue un ser, o sencillamente un ángel que se nos coló en el alma.

Eso nos pasa con Ismaela Acosta, la abuela, de ella sólo nos queda el banco en que laboró toda su vida en el taller de despalillo V-D-2, -de San Juan y Martínez-, municipio de la provincia de Pinar del Río; un certificado que muestra su eficiencia como obrera y una  pintura de su rostro, rescatada por un artista de una pequeña foto que regaló a una  amiga.

La abuela no dejó descendientes, fue como si de repente se convirtiera en polvo cósmico y comenzara a gravitar en nuestro entorno con el fin de que la recordáramos tal y como siempre anduvo por nuestras calles, alta, esbelta, cariñosa, con un pañuelo cubriéndole la cabeza y la inseparable sombrilla para cubrirse del sol o de la lluvia.

Cuando se dio a conocer el asesinato  de Ernesto Guevara, el Che, en Bolivia, Ismaela afirmó que trabajaría voluntariamente los años de su jubilación en honor al guerrillero heroico, ello la llevó a acumular 32 mil horas de labor sin aceptar un centavo por su faena, sus ganancias las cedió para obras sociales.

Hoy el sindicato de trabajadores jubilados del sector tabacalero de San Juan y Martínez lleva el nombre de Ismaela Acosta, la abuela, y en el taller de despalillo V- D-2, sus compañeras de trabajo aun recitan los versos que ella le escribió a José Martí, nuestro Héroe Nacional.

Y cuidan de su banco como una pieza de museo.

 

Un caballo de coral

La playa Punta de Carta, situada en el centro de la costa sur de Pinar del Río  es para la mayoría de los nacidos en San Juan y Martínez un lugar de ensueños donde  se une la realidad con la fantasía y es  entonces cuando  surgen las historias que descansan en lo real maravilloso.

En su mayoría hombres y mujeres de la tercera edad cuentan sobre la enorme estructura de hierro que fue durante muchos años la Fábrica de Conservas de Sardinas y Bonitos, otros hablan de las casas levantadas sobre pilotes y de  las corridas de cangrejos por debajo del piso que no permitían dormir a sus habitantes

Los nostálgicos recuerdan al restauran cabaret de Caridad Chico, construido en la punta de muelle,  al que se acudía a comer la mas sabrosa de las biajaibas fritas, tomarse una cerveza Hatuey congelada y a sufrir con las canciones de Orlando Contreras.

Sin embargo, como siempre, los más osados son los románticos, ellos cuentan como en las noches de luna llena una hermosa sirena trigueña de ojos plateados se recostaba al muro de la playa de Punta de Carta y con su canto de pleamar  adormecía a los niños en los brazos de las madres.

También hablan de las tormentas y como en los momentos de mayor fuerza un enorme caballo de coral se sumaba a las olas y una y otra vez se arrojaba a todo galope contra el muro salpicando de salitre el rostro de todos.

Son historias que cada día se pierden en el tiempo, a  excepción de un grupo de amigos que de vez en cuando acuden a la playa de Punta de Carta con la esperanza de sorprender dormida sobre el muro a la hermosa sirena, o a retar cuando existen tormentas al caballo de coral que muchos llevamos desde niños  en el pecho.