Un caballo de coral
La playa Punta de Carta, situada en el centro de la costa sur de Pinar del Río es para la mayoría de los nacidos en San Juan y Martínez un lugar de ensueños donde se une la realidad con la fantasía y es entonces cuando surgen las historias que descansan en lo real maravilloso.
En su mayoría hombres y mujeres de la tercera edad cuentan sobre la enorme estructura de hierro que fue durante muchos años la Fábrica de Conservas de Sardinas y Bonitos, otros hablan de las casas levantadas sobre pilotes y de las corridas de cangrejos por debajo del piso que no permitían dormir a sus habitantes
Los nostálgicos recuerdan al restauran cabaret de Caridad Chico, construido en la punta de muelle, al que se acudía a comer la mas sabrosa de las biajaibas fritas, tomarse una cerveza Hatuey congelada y a sufrir con las canciones de Orlando Contreras.
Sin embargo, como siempre, los más osados son los románticos, ellos cuentan como en las noches de luna llena una hermosa sirena trigueña de ojos plateados se recostaba al muro de la playa de Punta de Carta y con su canto de pleamar adormecía a los niños en los brazos de las madres.
También hablan de las tormentas y como en los momentos de mayor fuerza un enorme caballo de coral se sumaba a las olas y una y otra vez se arrojaba a todo galope contra el muro salpicando de salitre el rostro de todos.
Son historias que cada día se pierden en el tiempo, a excepción de un grupo de amigos que de vez en cuando acuden a la playa de Punta de Carta con la esperanza de sorprender dormida sobre el muro a la hermosa sirena, o a retar cuando existen tormentas al caballo de coral que muchos llevamos desde niños en el pecho.
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