Las paredes y los polvos.
“Me abandonaste en las tinieblas de la noche…”
José Tejedor.
El hotel Pan América de San Juan y Martínez está lleno de polvo, de ese que se desprende de las almas y se acomodan en los rincones esperando porque algún recuerdo los sople y los traiga a la vida con la pación de los recuerdos.
A los ojos de sus balcones la vida cotidiana sigue su cause, pero en sus pasillos, en sus escaleras, en los diversos cubículos, en cada centímetro de su adolorida piel viven los recuerdos de miles de sanjuaneros.
En las paredes de sus 15 cuartos están escritas muchas de esas historias de amor, de confesiones insospechadas, de caricias hasta el cansancio y también de desgarramientos como el expresado en un dibujo siniestro que solo quien lo grabó en el cemente sabrá de sus misterios.
El viejo inmueble volverá un día a la luz, como su comedor a punto de comenzar a prestar servicios, o su barcito en el que alguna noche, recostado a la barra, pedimos el último trago para sepultar el suspiro de pación que momentos antes dejamos perder en una de sus habitaciones.
El día que retorne a la luz el hotel Pan América estaremos presentes, será para muchos un momento mágico, veremos con los ojos de la nostalgia aquel barquito blanco y hermoso que un día fue su mostrador salir por su puerta, y como un susurro escucharemos nuestras promesas de amor al ensueño de la música de la vitola que no cesaba de reproducir los boleros de la época.
Quizás entonces se nos nuble la vista y cantamos en un susurro, con el ánimo de nuestros 20 años de juventud, aquella canción de José Tejedor: “Me abandonaste en las tinieblas de la noche…”.
0 comentarios