El Caguairán florecido
“Realmente lo único que teníamos era eso: inspiración”.
Fidel Castro.
Quienes dudaban de los dioses del olimpo, o de la maravillosa historia del ave Fénix, o mas humano aún, de las leyendas de lo real maravilloso de nuestra América, ahora te tendrán como ejemplo para derrumbar cualquier muro de las dudas.
Primero fue el grito en el barrio salido de una garganta con el asombro acumulado en sus ojos: “Fidel está visitando un centro científico”, luego el gran silencio, todos pendientes de los televisores, concientes de que estábamos presenciando un acto de trascendencia histórica.
Luego las expresiones de alegría, como las “!? Lo viste, lo viste!?”, o la del niño de Karinita que sale corriendo hacia la casa de su amigo gritando con la mayor de las alegrías, “!Vi a Fidel, Vi a Fidel!”.
Ahora que estás a punto cumplir otro aniversario de tu heroica vida verte de nuevo alzando el fusil de la victoria es un soplo de esperanza, los cubanos estamos pendientes de tu recuperación con el orgullo de saber que hasta en los momentos más difíciles nos hablaste de la verdad y de los sueños.
Luego los acontecimientos se precipitaron, con tu cultura del detalle, esa que disfrutamos desde la infancia, como la del reencuentro con la vida marina en el acuario nacional, a la que le dedicaste parte de tu vida, o más intimo aún, la puesta de tu heroica camisa verde olivo en respuesta a Chávez, tu gran amigo, de que solo te faltaba ella para volver a liderar los destino de la América.
¡Gracias Fidel!, tu retorno es un soplo de esperanza que inflama nuestros corazones, muchos nos conformábamos con leer tus reflexiones e imaginarte ante las cuartillas pensando en nosotros, pero tenerte de nuevo con el fusil al hombro es una convocatoria viril a continuar perfeccionando las conquistas de la patria.
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