Moralitos: magisterio vivo.

Estamos conmemorando   el nacimiento 167 del sanjuanero Rafael Morales y González cuya vida es un himno a la lucha por conquistar un mundo mejor y sobre todo  por supeditar el interés personal a los patrios.

 

Tal vez pudiera parecer lejano aquel 28 de octubre de 1845 cuando en la finca Santa Isabel de San Juan y Martínez nació “Moralitos”, cuya fecunda obra revolucionaria tiene hoy más vigencia que nunca pues estaba convencido de que la educación era determinante para lograr la libertad definitiva.

 

Sus conocimientos y amor por la enseñanza se vieron reflejados en la Ley de Instrucción Pública aprobada gracias a su gestión en la Asamblea de Guáimaro.

 

En ella están contenidos los gérmenes de algunas de las grandes medidas de la revolución educativa inspirada y orientada por nuestro Comandante en Jefe.

 

Cuánto orgullo y satisfacción sentiría el ilustre patriota al ver convertida a Cuba en una gigantesca aula y saber que en su pueblo natal gracias a la Revolución hoy están presentes todas las enseñanzas desde primaria hasta la universidad.

 

Su tumba aunque ignorada, se halla en la Sierra Maestra, monumento más elevado que hubieran podido erguirle sus contemporáneos.

 

 Era como una recompensa de luz y agradecimiento, era una semilla que se sembraba para la eternidad.

 

Que la vida breve y fecunda de este joven revolucionario del 68 sirva a nuestra juventud como acicate para las tareas que conforman nuestro presente y auguran nuestro futuro.