El comandante Ferrito desanda su Pinar
En el aniversario de su caída, Ferrito, como todos los que murieron por defender una causa noble y justa, cobra vida. Vuelve a desandar las calles de su Pinar con aquella energía característica, con sus 24 años en los que maduró temprano el hombre de valor y enemigo de las injusticias.
El 18 de agosto de 1958 Rafael Ferro Macías, conocido entre los suyos por Ferrito, cuando se dirigía a un encuentro para agenciarse armas que garantizaran la lucha, resultó víctima de una encerrona.
Ferrito era una figura temida y respetada por los sicarios del régimen de Batista, muy buscada por cuanto representaba dentro del Movimiento 26 de Julio en la provincia. En 1956 estuvo al frente del mayor grupo alzado en el occidente para apoyar el desembarco del Granma. En esa ocasión fueron detenidos y conducidos al regimiento seis, y cuando intentaron humillarlo le dio un puñetazo al coronel que lo pretendía, dejándolo en el piso sin conocimiento. Después fueron las torturas.
A partir de entonces, aunque sale libre del juicio, pasa a la clandestinidad. Fue jefe de las brigadas juveniles del 26 de Julio en el territorio, participó en el alzamiento de Juan Palacios e integró el Frente Guerrillero, pero al resultar herido Jesús Suárez Gayol, jefe de Acción en Vueltabajo, Escalona decide que él baje a sustituirlo, y en las gestiones para reunir armas, un cabo del ejército le dijo que le resolvería, pero debían verse en un bar en el kilómetro dos y medio de la carretera a La Coloma.
Acudió al bar de Izquierdo en unión de una joven y valiente luchadora, Blanca Hidalgo, La Gatica, para aparentar una pareja de novios y no levantar sospechas. A las tres y 15 de la tarde del 18 de agosto la traición jugó su papel y aunque luchó hasta la última bala cayó herido y lo remataron.
Como capitán del 26 de Julio bajó de la serranía pinareña el joven que soñaba con el triunfo de la Revolución. Con la estrella de comandante y cubierto con la rojinegra bandera del MR- 26-7 el pueblo le dijo adiós, en una acción a tono con el osado carácter de Ferrito, siempre en combate, caído en campaña.
Por Blanchi Sartorio
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