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24 de enero de 1960: Creación de la Cooperativa Hermanos Saíz

24 de enero de 1960: Creación de la Cooperativa Hermanos Saíz

Todo 1959 fue intenso para la naciente Revolución y con hechos           comenzaba a cumplirse el programa del Moncada ante el asombro de los más humildes que se convencían mes tras mes de no estar soñando, y de los poderosos, quienes veían hacerse realidad su pesadilla.

Con el primer mes de 1960 la cooperativa Hermanos Saíz, en el otrora latifundio de Pancho Pérez, aparece ante el mundo como la primera comunidad de su tipo inaugurada personalmente por Fidel Castro, de los muchos pueblos planificados construir para los obreros agrícolas en todo el país y una muestra más de la realidad de la Reforma Agraria que se gestaba.

El 24 de enero de 1960 fue un día de júbilo no solo para las familias beneficiadas sino para todos los que conocían del abandono en que vivían los hombres del campo. Aquel día hubo una boda colectiva para legalizar la unión de muchos años, celebrada por los numerosos hijos; lo mejor de la música campesina se presentó, estaban los maestros, los médicos y de todas partes acudieron los sanjuaneros para celebrar.

Y aunque todo motivaba a los presentes, nada era comparable con la llegada de Fidel y su comitiva, cuyo actuar consecuente convirtió el desolado lugar de bohíos, malnutrición y pobreza, en un pueblo nuevo con centro escolar, comercio y servicios que nada tenían que envidiar a los de la ciudad.

Para que todos pudieran verlo y escucharlo sirvió de tribuna la azotea de la escuela y desde allí Fidel les habló de las cosas buenas que tenía para ellos la Revolución, de cómo había que cuidar lo logrado y seguir avanzando; del ejemplo de los Malagones, la primera milicia campesina y de la Reforma Agraria.

  MONUMENTO DE LA REVOLUCIÓN

Como un monumento de la Revolución se calificó desde entonces a la comunidad, que recibió el nombre de los hermanos mártires sanjuaneros Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, jóvenes que ya habían coincidido en su pensamiento con la necesaria reforma agraria que tenía que producirse en los campos de Cuba.

En uno de sus primeros discursos expondría el Comandante en jefe de la Revolución cubana "Y así nuestra obra lleva los nombres de nuestros muertos; y así cada cooperativa, cada hospital, cada escuela, cada obra revolucionaria, lleva el nombre de nuestros muertos.  Y por eso los nombres de los que cayeron perdurarán eternamente en el recuerdo de nuestro pueblo, en el sello que imprimirán a una generación nueva de hombres, en los niños que allí se van a educar, en las familias que allí van a ser felices, en las vidas que se van a salvar, en el beneficio infinito que ese sacrificio significará para nuestro pueblo."

Objeto de visita por admiradores de la obra de la Revolución fue durante décadas la comunidad-cooperativa, cuyos moradores se dedicaban en mayoría a la atención del tabaco y otros cultivos.

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