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Conchita ya no necesita frutas y hortalizas importadas para trabajar

Conchita ya no necesita frutas y hortalizas importadas para trabajar

Escrito por  Ronald Suárez Rivas

 

Las montañas de cajas llenas de frutas u hortalizas frescas que se acumulan en su patio la mayor parte del año, lo confirman: La fábrica de conservas La Conchita ya no tiene que importar materias primas para cumplir sus compromisos productivos.

Gracias a una efectiva estrategia que abarca miles de hectáreas a lo largo de Vueltabajo, para la reconocida industria pinareña ha quedado definitivamente atrás, la época en que estaba obligada a traer tomate de China, mango y guayaba de Brasil y coco de Sri Lanka, para poder trabajar.

Todo comenzó a principios de los años 90'. Durante más de medio siglo, las tierras de Pinar del Río habían garantizado el abastecimiento de una industria cuya producción se comercializaba en toda Cuba, y en varios países del Campo Socialista. Sin embargo, tras la llegada del período especial, la entrega de materia prima cayó de forma brutal. De las tres fábricas que contaba la empresa, hubo que cerrar dos. Aún en esas condiciones, La Conchita logró sobrevivir apostándole a un mercado fuera de la Isla, y a los centros turísticos y tiendas en divisa.

Pero en lugar de potenciarse el cultivo de la tierra que la había abastecido desde su fundación en 1937, se optó por traer las pulpas del otro lado del mundo. Mario Diañez, jefe de aseguramiento, advierte que no fueron cantidades pequeñas. "Aquí hubo años de importar 300 toneladas de tomate y otro tanto de guayaba. O sea, que eran volúmenes bien grandes". "Solo en esos dos renglones, alrededor del 80% de la demanda de materia prima llegó a cubrirse con importaciones", precisa Fara María Pérez, directora general.

La situación se mantuvo durante años, hasta que en el 2006, se comenzó a estimular nuevamente la actividad agrícola, con el propósito de poder alimentar La Conchita sin depender de importaciones. Los resultados no tardaron en aparecer. "Todavía en el 2007 y el 2008 hubo que traer algunos niveles de pulpas del exterior, pero a partir del 2009, no hemos tenido que volver a hacerlo", reconoce Fara María.

Ortelio Rodríguez, subdelegado de la Agricultura (MINAG) en la provincia, explica que ello ha sido posible mediante el rescate de áreas que habían quedado abandonadas, y el establecimiento de nuevas plantaciones, en todos los municipios pinareños. "Existe una estrategia bien definida, orientada a intercalar las siembras de frutales con cultivos de ciclo corto, con el objetivo de no tener que esperar varios años para recuperar la inversión y empezar a tener utilidades. En todos los territorios hemos creado viveros, para que la disponibilidad de posturas no sea un problema", asegura el funcionario.

Ello ha permitido fijar, para el 2013, un plan de siembra de frutales de más de 1500 hectáreas, de un variado grupo de especies. La cifra contrasta ampliamente con las que se manejaron durante mucho tiempo. "Anteriormente no se llegaba a 500 hectáreas anuales, concentradas en muy pocos cultivos como la fruta bomba", recuerda Francisco Padín, especialista de la delegación del MINAG, quien a renglón seguido señala con pesar. "Hubo un estancamiento muy grande. Pero esto es cosa del pasado".

Con unas 5 000 hectáreas de frutales, entre plantaciones establecidas y en desarrollo, la agricultura pinareña ha vuelto a estar en condiciones de satisfacer totalmente las demanda de la industria. El salto es notable. En el caso de la guayaba, por ejemplo, en el 2005 se recibieron 40 toneladas, mientras que en el 2013 se espera lograr nueve veces esa cantidad.

Para La Conchita, ello ha implicado el reto de trabajar en la formulación de los más de 20 productos que en ella se obtienen, entre jugos, salsas y conservas, a fin de evitar cualquier variación de sus parámetros. "Al principio, hubo quienes pensaron que al dejar de usar las pulpas importadas, se afectaría la calidad, pero se equivocaron. De hecho, la posibilidad de moler tus materias primas, te da la garantía de saber exactamente lo que estás usando. En cambio, cuando se adquiere un producto en el exterior, se corre el riesgo de que el fabricante lo haya adulterado para reducir sus costos", asegura la directora de la industria. 

"Por otro lado, las ventajas en el plano económico, también son muy grandes, porque además de evitarse la dependencia de los mercados internacionales, ahorrando grandes sumas de divisa, se genera empleo y se desarrolla la producción de alimentos", agrega.

En números, la entrega total prevista para el 2013, alcanzó ya las 16 mil toneladas de tomate fresco, y deberá sumar otras 2 200 de mango, 1300 de fruta bomba, 325 de guayaba y 150 de toronja, en lo que resta del año. Según la directora de La Conchita, se trata de cifras bien altas, que indican que el desarrollo de la agricultura comienza a irse por encima de las posibilidades tecnológicas de la fábrica. De modo que si hace una década, la falta de materia prima para la industria constituía un dilema, hoy, por el contrario, la preocupación radica en cómo asimilar las producciones de frutas y hortalizas que de manera creciente se han venido logrando.

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