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TV San Juan

Los buenos maestros

“Solo quien sea un evangelio vivo”.
                                                 José de la Luz y Caballero.

Los valores se forman en las personas desde las primeras edades, primero la familia y luego la escuela va mordiando la arcilla más prodigiosa de la naturaleza, la de  los niños, para que como alertara nuestro Martí, sean la esperanza del mundo.
Es quizás por ello que los maestros viven la vida como si todo fuera un milagro, ellos separan la luz de las tinieblas y nos elevan con las maravillas de sus enseñanzas.
¿Cómo olvidar al bueno de Celedonio, flexible y digno como una vara de bambú, o a Arnaldo Gutiérrez,  que aun camina por nuestras calles lleno de números y ecuaciones, como no recordarnos de Aída Montes de Oca, que compró un telescopio para que describiéramos  las estrellas, o a nuestra Esther ,su hermana, que a pesar de haber perdido sus dos hijos no se cansó de  cargar  los mapas para que pudiéramos subir, gracias al milagro de su palabra, a lo mas alto de los Andes o navegáramos por las tranquilas aguas del Nilo.
Ahora son nuestros hijos los que descubren misterios de la vida, ellos también tienen su generación de buenos maestros,  como Fortuna, la que tristemente perdió sus piernas para enseñarnos el milagro de iluminar a todos desde un sillón de ruedas, o a  Jesús Barroso, que ama a sus alumnos más que a su propia existencia y tantos otros que solo caben en el palpitante corazón de las aulas.
Los maestros tienen el privilegiado don de renacer en cada curso escolar, es entonces el momento de comenzar su gran obra, instruir a todos por igual y elevar los buenos sentimientos, para que cuando culmine el curso, todos sean mejores.
Hay muchos caminos que conducen a los maestros a formar valores en las nuevas generaciones, pero los mejores son estos que describíamos, el ejemplo diario, esa forma de educar que solo llevan consigo los que como dijera Luz y Caballeros, sean  un evangelio vivo.

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