Angá: Echu Mingua y otros éxitos.

Próximos al cumpleaños 54 de Miguel Aurelio Díaz Zayas “Angá”  recordar momentos claves de su trayectoria musical  es un necesario homenaje a este percusionista de fama internacional.

El  primer disco en solitario   “Echu Mingua”  su nombre de santo en la religión yoruba es uno de los éxitos del conguero sanjuanero. Un album en el que se invoca a los espiritus para que bajen a la tierra a disfrutar de una fiesta. Lo ilustro el pintor Manuel Mendive .

En aquel momento de 2005 Miguel Aurelio declaró: “Me demoré en hacerlo porque quería tener bien claras las ideas que había recogido a lo largo de toda mi vida como músico” .

Con “Echu Mingua”   dio rienda suelta a sus inquietudes por fusionar la música afrocubana con la electrónica, los malabares de los Djs, la música africana y el jazz americano. Un mestizaje que él propio artista definió como “Una misa espiritual hecha música”.

Contó Angá con la excelente compañía musical de Cachaito en el bajo, con el poderoso timbre vocal de Juan Díaz “El Indio” su hermano, con los scrachts de uno de los Dj pioneros en el hip-hop, Dee Nasty, sin olvidar la flauta de Magic Malik y el percusionista y cantante africano Baba Sissoko.

Nacido el 15 de junio de 1961 “Angá” a punto de graduarse en la  Escuela Nacional de Arte fue escogido por José María Vitier para tocar la bateria en el tema central de “En silencio ha tenido que ser”.

Pocos percusionistas  cubanos lograron tan importantes éxitos. Ganó un Egrem- - -Granmy cubano- por  “Pasaporte”, junto a Tata Güines. Un Granmy por   “Habana”, con Roy Hargrove.

En 2003 se traslado a Barcelona, y obtuvo otro Granmy por “Buenos Hermanos” de Ibrahim Ferrer, consiguió el tercer lauro con “Mambo Sinuendo”, de Ry Cooder y Manuel Galván.

Y que decir de su actuación en formaciones como Opus 13 e Irakere de Chucho Valdés. Colaboró con Afro Cuban All Stars , Orishas y José Maria Vitier, entre otros.

Vitier,  hizo una interesante valoración de este ilustre músico cubano. . “La grandeza de Angá no radica, como piensan muchos solamente en su virtuosismo técnico, su legendaria velocidad de manos o la capacidad para disponer amplios sets multitímbricos y manejarlos con asombrosa independencia. Pienso que Angá logró una síntesis perfecta entre el instrumentista profesional, rigurosamente formado como músico, y el virtuosismo callejero, encarnación del genio popular y siempre empírico de sus más célebres antecesores.