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Nosotros, los pinareños

Nosotros, los pinareños

Escrito por Ramón Brizuela Roque

¿Usted no siente lástima de las personas que para hacerse simpáticas en la primera oportunidad toman un cuento importado, donde la tontería sea el aspecto medular y se lo endilgan a los pinareños?

Yo sí, por su falta de imaginación y la poca creatividad; entonces esta crónica es prepotente. ¿Qué sería del país sin nosotros? Quedarían sin trabajo los malos humoristas, los tontos verdaderos no tendrían de quien burlarse y nosotros, incluso, estaríamos imposibilitados de escribir estos trabajos.

La coprofagia tiene muchos adeptos en quienes subvaloran a los vueltabajeros, dueños de la guayabita del Pinar, el Valle de Viñales, Soroa, las langostas, la rica miel de abeja, la historia minera y ¡ahhh... las pinareñas!

Solo queríamos referirnos a la importancia del aporte a la cultura, la ciencia, el deporte, pero es imposible hacerlo sin antes, por lo menos, mencionar hechos históricos.

La invasión de Oriente a Occidente –en 1896– tuvo su mayor relevancia por el tiempo transcurrido y la fiereza de los combates en el suelo más occidental; de los tres tomos de Crónicas de la guerra, de José Miró Argenter, jefe del Estado Mayor de la columna mambisa, dedicados a la gesta, dos enteramente se desarrollan en Pinar del Río y el propio Antonio Maceo, reconoció el extraordinario valor de los soldados vueltabajeros, donde rompió con el regionalismo.

Cuando el joven abogado Fidel Castro escogió a sus hombres para la gesta del Moncada comenzó a entrenarlos en la Villa Roja de Artemisa, otrora municipio de Pinar del Río, y en el asalto al Palacio Presidencial los pinareños dieron la mayor lección de patriotismo, y si alguien lo dudase, remítase entonces a la prensa de la época para que vean el tributo pagado en vidas.

Y allanado el camino histórico, qué sería de la literatura cubana sin Cirilo Villaverde y Nersys Felipe, y no citamos más porque la lista sería interminable; en la música no pueden faltar Enrique Jorrín, creador del Cha cha cha; Pedro Junco, Miguelito Cuní y Polo Montañez.

Esta es una lista conservadora, porque en música podríamos hacer tratados y aún la gente le añadiría a muchos de antaño y de ahora, como sucede con el deporte, que ahí es más difícil todavía, porque Pinar ha brillado en boxeo, béisbol, ciclismo, tenis, atletismo, pesas y no sigo porque el periódico no dispone de tanto espacio.

Acaso los tontos, cuando se burlan de los pinareños sabrán quienes fueron Tranquilino Sandalio de Noda, un hombre admirado por Martí; los doctores Enrique M. Alonso "Kiko", arqueólogo, o un estudioso de la naturaleza como Armando Urquiola.

Y los humoristas mediocres oirían hablar alguna vez de Pecruz, que hizo de Palante una tribuna, o Viñas Alfonso, que aún está con nosotros, pero desde la capital del país.

Y en las artes en general, esos paisajes de Tiburcio Lorenzo, las obras de Humberto El Negro, Oliva, Montoto, Mario García Portela, Juan Suárez Blanco...

En el rollo hay mucha tela por donde cortar, porque si vamos a la Medicina nunca acabaríamos, son tantos que no quedaríamos bien, solo mencionar a pediatras como José Jordán y René Hernández; Rodrigo Álvarez Cambra, ortopédico; Luis Herrera Martínez, director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología; Gustavo Sierra, codescubridor de la vacuna antimeningocócica tipo B; Isidro de Armas, médico y guerrillero; León Cuervo Rubio y sabemos que ustedes les incorporarán otros nombres que sería imposible memorizarlos.

En esta tierra no nacieron, pero se criaron o estuvieron por alguna razón Guiteras, Mella y el Capitán San Luis, que infundaron tanto patriotismo como el de los hermanos Lazo en la guerra independentista.

Y qué saben los lerdos de Rafael Morales y González, secretario de Gobernación en la República en Armas; los comandantes Ramón González Coro, Antonio Sánchez "Pinares", los hermanos Saíz y Rafael Ferro Macías.

En Pinar del Río hay tantas virtudes, tantos nombres por recordar, inimaginables hechos por escribir y un sinnúmero de gente valiosa que no puede ser empañado, porque algunos con capacidades disminuidas, no se hayan enterado de que el Minsap tiene programas de atención para ellos en todas las provincias.

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