María Luisa Álvarez Alfonso: La dama de Monterrey
El gran portón verde saluda al visitante en la finca Monterrey., ubicada en el consejo popular El Cafetal, en las proximidades de San Juan y Martínez El olor a café recién colado converge con el fuerte aroma del tabaco cultivado en sus vegas.
La carcajada jubilosa de su anfitriona, resuena mientras acaricia cada hoja de tabaco como quien custodia un inestimable tesoro. Con el amanecer comienza el ajetreo de María Luisa Álvarez Alfonso la primera mujer pinareña nominada al Premio Habano.
“El trabajo en el campo es mi predilección. Desde el fallecimiento de mi esposo tomé el control de la vega y desde entonces no paro. Adoro la siembra, el regadío, la recolección. Aunque domino el ensarte, disfruto más dirigir el trabajo, permanecer cerca de mis peones en la plantación.”
¿Cómo es ser una mujer común y a la vez nominada al Premio Habano?
“Para alguien que ama el cultivo del tabaco, representa un gran orgullo merecer esta condecoración. Este es el reconocimiento a mi trabajo y el de mi esposo, quien siempre luchó por obtenerlo.”
¿La fórmula para obtener tan buenas producciones?
“El gran secreto es trabajar, si las cosas no resultan, intentarlo de nuevo pues detrás de la eficiencia está la constancia. Es importante cuidar los suelos, propiciarles relleno y materia orgánica. Durante un tiempo desarrollamos aquí la lombricultura y la labranza cero, experiencias que han contribuido a incrementar nuestros logros”.
María Luisa dice “nuestros logros”, prefiere hablar en plural: “Mantener unida a la familia es primordial .Aquí nos ocupamos todos, grandes y pequeños empeñados en producir con excelencia”.
¿Su condición de fémina productora ha frenado su labor alguna vez?
“Eso nunca ha sucedido. Los campesinos de mi cooperativa admiran mi desempeño. Incluso en los Festivales del Habano, prestigiosos vegueros han resaltado las virtudes del tabaco cosechado en mis tierras. La mujer cubana es privilegiada por el gobierno revolucionario, existen muchas como yo en el país. Sé que persisten algunos prejuicios, pero no es mi caso.”
La familia Monterrey es famosa por celebrar las fiestas de la cruz de mayo. ¿Cómo se inserta María Luisa en esta tradición?
“Los antepasados de mi esposo fueron los iniciadores, siempre en esa fecha orquestaban un gran guateque para alabar una cruz, que, según leyendas, aparecía en el cielo, con la cualidad de aportar prosperidad a la siembra. Tras enviudar, he mantenido esa tradición y cada año nos reunimos y festejamos con todo el barrio que estamos juntos”.
Nuevamente la sonrisa asoma al rostro de esta campesina, que confiesa haber perdido ya el temor a las cámaras, micrófonos o grabadoras, pues es una señora sencilla de 58 años, que ama cada matica de tabaco como a una hija.
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