Proyecto Guamá, de agricultura urbana, amplía sus surtidos

Escrito por Maritza Padilla Valdés

Con varios años de creado, el proyecto Guamá acumula ya un importante aval a favor de la multiplicación de especies agroforestales y frutales, para bien del entorno urbano y suburbano en las cercanías de esta ciudad.

Lo que antes fue un terreno repleto de marabú y otras malezas, hoy resulta un próspero vivero que, a las puertas de la cabecera municipal y en 1,4 hectáreas, suministra a los pobladores las posturas necesarias para el fomento de variados renglones, incluidos surtidos ornamentales.

Jorge Luis Prats, al frente del programa, mencionó entre sus misiones el rescate de especies prácticamente en extinción, como las anonáceas, el marañón y otras frutas casi desconocidas por la más joven generación.

A orillas del río Guamá, uno de los símbolos registrados en el escudo del territorio, se producen variedades de plántulas, incluidas algunas exóticas como la fresa, a partir de técnicas agroecológicas.

Otro de sus propósitos es insertar en estas tareas a las familias y al barrio, incluidos los estudiantes, con la intención de crear una cultura en bien del medio ambiente, que contribuya a su vez a la producción de alimentos y a la repoblación forestal.

Precisamente el proyecto se ha convertido en una escuela para alumnos de las diferentes enseñanzas, lo cual les ayuda a sensibilizarse con esta cultura agraria, y según educandos del Politécnico Agropecuario Tranquilino Sandalio de Noda, esa vinculación práctica les ha aportado mucho a su formación profesional.

Humus de lombriz y otros abonos naturales a partir del aprovechamiento de los propios desechos generados en el vivero, son utilizados para enriquecer la tierra.

Este proyecto es acogido por los pinareños, lo cual se evidencia mediante el incremento de la concurrencia de los pobladores a los puntos de ventas.

El programa tiene vínculos además con cederistas y federadas, quienes acuden allí para aprender incluso hasta de agroecología, en un esfuerzo conjunto por poblar de árboles cada pedacito de tierra ociosa.

Lo que inició como un pequeño y modesto vivero, posee hoy una finca en desarrollo, así como 11 líneas de producción y más de 20 subprogramas, entre ellos, la cría de aves, de conejos y la piscicultura.

Sus renglones llegan además a campesinos, cooperativistas y a otras estructuras, mientras la comercialización es realizada a través de la granja urbana.

Entre las proyecciones inmediatas, destaca la creación de un área para la siembra de bambú, especie con más de 100 aplicaciones, llamada a ser la planta del siglo.