A pesar del tiempo Polo sigue siendo el Guajiro Natural
Fue aquella una noche de martes. Tras días de agonía Fernando Borrego Linares se despedía de la vida. Pasaban las diez de la noche y una llamada escalofriante confirmaba desde San Cristóbal, su lugar de residencia, la certeza de la noticia: "Polo falleció", dijo la voz.
Amanecer del miércoles 27 de noviembre de 2002. La comunidad Las Terrazas, en el oriental territorio de Candelaria, era escenario de una de las imágenes populares más tristes y dolorosas que recuerdo.
Sin rubor los hombres enjugaban las lágrimas al rendir homenaje al cantor. Su cuerpo inerme, rodeado de luces y flores. A los pies una enorme foto de aquel Guajiro Natural que logró, desde su insospechada altura, llenar el vacío musical dejado por Benny Moré durante casi medio siglo.
Las flores de Fidel Castro. La presencia del Ministro cubano de Cultura frente a aquel "toque irracional en la cima de su carrera".
El sepelio. La interminable caravana por la Autopista Nacional. La gente humilde que lo reverenciaba. Candelaria con su pueblo en las calles. Kilómetros de distancia hasta el campo santo, bañado de lágrimas y dolor.
La sentencia
Tiempo después escuché anécdotas inolvidables sobre Polo Montañez. Todas realzaban las altísimas cualidades altruistas del hombre, nacido en El Brujito, Candelaria, el cinco de junio de 1955. Ninguna dejaba de impresionar. Tampoco aquellos pequeños contactos con el músico en la sede del canal de televisión local de Pinar del Río.
"Fama, tú llamas fama a hacer dos o tres canciones que gustan. Yo lo que quiero es hacer más para ayudar a más gente", me confesaba en medio de la grabación de un programa, el último que filmaría.
Las anécdotas llovían. También el relato de su vida humilde. De aquel No me olvides que regalara a una de sus amigas-admiradoras el día del accidente (20.11.2002)
De todos hay uno que hoy, a pesar de los años transcurridos, no deja de impresionar. Partió de Carlos, su inseparable amigo, y hablaba de una mujer, también humilde, que un día le pronosticara: "Serás un músico famoso pero morirás en tu tercer accidente".
Por eso sentía temor de los aviones, confesaría Carlitos después.
Premonición, certeza de lo que sucedería. Quién sabe. La vida tiene vericuetos aún desconocidos.
Pero sin dudas, Polo Montañez es recordado como el artista genial que fue. Algunos lo vieron como un diamante sin pulir y no se equivocaron.
Sin instrucción académica ni musical Polo Montañez creaba canciones como por arte de magia. A los más cercanos dictaba los textos y con su genial oído buscaba los tonos exactos de cada instrumento.
No renunció a su ser y siempre volvió. A pesar de ser Hijo Adoptivo de Colombia donde fue descubierto y de recibir allí los discos de Oro y Platino, algo que no muchos artistas cubanos poseen.
Su vida fue efímera, es cierto. Pero no resulta difícil escuchar su voz en las elevaciones pinareñas. Allí siempre está su cantor, ese Polo Montañez que la montaña un día bautizó.
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