Felicidades para Esther.

Por Francisco Valdés Alonso

Foto de archivo

Fue un siete de agosto en lo espiritual igual a los anteriores, la presencia de Esther Montes de Oca estaba allí junto a cada uno de los sanjuaneros e invitados que fuimos a celebrarle su cumpleaños 106.

Su risa franca, sus confesiones de preferir la harina con huevo frito y el arroz blanco calientito como merienda, sus versos picarescos que todos disfrutábamos y sus consejos revolucionarios a los más jóvenes se escucharon como no, en cada minuto de la jornada de homenaje a la profesora.

La vimos también en su sillón metálico del pequeño patio de la casa ataviada de elegancia sencilla con el retoque de pendientes de perlas y el hechizo femenil que hizo a su esposo Luis decirle cuando la vio por vez primera:¿Te casarías conmigo hoy mismo?

Pasó por nuestra mente además, aquel siete de agosto de 2010 al cumplir 100 años, cuando alrededor de las siete de la mañana en un horario no usual para levantarse Esther,   recibió con mucha alegría las mañanitas que en su cama le cantaron sus tres sobrinos Enriquito, Jaime y José Antonio Montes de Oca.

Y luego  del barullo por la entrega de reconocimientos y ramos de flores se sentaba en  su sillón antiguo en el comedor y rodeada de jóvenes les contaba sobre su encuentro con Fidel y Raúl. Y las raíces patrias que defendió y  transmitió a sus hijos.

Así quisimos recordarla  este domingo con el compromiso de que su ejemplo fuera guía en el cumplimiento de nuestro quehacer revolucionario.