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El líder de la Revolución en Pinar : Tras la huella del huracán Alberto

El líder de la Revolución en Pinar : Tras la huella del huracán Alberto

Aún sin penetrar en tierra firme, el huracán Alberto fue uno de los que mayores daños ocasionó a la población de la provincia pinareña, que por entonces extendía sus fronteras más allá de Candelaria y Bahía Honda.

De oriente a occidente, ese fenómeno atmosférico bordeó a nuestro territorio por el sur, donde ocasionó torrenciales lluvias entre el 26 de mayo y el cuatro de junio de 1982. En la noche de esa última fecha, sobre el suelo saturado se registraron altos acumulados de agua en pocas horas, que provocaron la abrupta crecida de ríos y arroyos, mucho más allá de lo ocurrido en ocasiones precedentes.

Hubo sorpresivas inundaciones de gran envergadura y trágicas consecuencias en muchos puntos de la geografía provincial. En la capital pinareña, por ejemplo, las aguas del río Guamá cubrieron rápidamente el reparto Carlos Manuel y zonas aledañas, y se extendieron hacia el corazón de la ciudad.

También invadieron otros barrios populosos a los que nunca antes habían llegado, sin dar tiempo a poner a salvo las pertenecías de miles de familias. Más penoso aún resultaba la pérdida de vidas humanas.

Una vez más el Lider de la Revolución se hizo presente en momentos difíciles. En esa oportunidad la visita comenzó por el hotel Pinar del Río, situado a la entrada de la ciudad, cuya primera planta había sido rebasada por la crecida del Guamá, y se interesó por las vivencias de los huéspedes y trabajadores.

Así mismo pidió detalles de un hecho ampliamente divulgado en la prensa nacional: una vaca que venía nadando y penetró en las inmediaciones del hotel, auxiliada por un turista, que la rescató de la corriente y la introdujo en la segunda planta de la edificación.

El problema vino después, explicaron al Comandante en Jefe, cuando al volver a la normalidad, el animal se negaba a bajar por las escaleras, lo que obligó a todo un operativo para devolverla al potrero.

Dentro del hotel, nos encontrábamos muy pocas personas en ese momento, la visita de Fidel había sido de improviso, y permitió cierto relajamiento. Pero a la salida, una multitud envolvió al Jefe de la Revolución, que no evadió el encuentro y ratificó su solidaridad con el pueblo pinareño.

Después la comitiva se dirigió al municipio de San Juan y Martínez, donde habían ocurrido las mayores pérdidas humanas (ocho fallecidos), y conversó con Fernando Padrón, patriarca de una familia que había perdido a cuatro de sus integrantes…

El hombre, bastante entrado en años, trabajaba como cocinero de un contingente élite de constructores radicado en la capital del país, y narró los momentos vividos cuando se disponían a atravesar un arroyuelo que, tras multiplicar su caudal, rodeaba a la humilde vivienda de los padrón, dejándola incomunicada.

El anciano contó cómo la corriente ´prácticamente le arrebató de las manos a varios de los integrantes de la familia, pues además de los cuatro fallecidos, otros fueron arrastrados por el agua, incluido un niño que más adelante logró asirse a una rama y trepar a un árbol, donde pasó la noche solo y empapado por la lluvia, hasta ser rescatado vivo al día siguiente, para dar lugar a una aventura de leyenda.

Fidel se mostró muy apenado por aquellas pérdidas humanas, y dio instrucciones para ayudarles a recuperar sus viviendas y otros bienes. Poco después se construirían los inmuebles en una de las zonas más altas de la cabecera municipal.

Incluso, durante la conversación con el viejo padrón, supo que las aguas le había llevado una suma de dinero fruto de sus ahorros, que guardaba debajo del cochón de la cama donde dormía. Antes de abandonar el lugar, el Comandante llamó a un lado al presidente del Poder Popular en el territorio, y le dijo que buscara la manera de restituirle la pérdida monetaria.

Durante esa visita, le escuché por primera vez esbozar la idea de construir al norte de la capital provincial y del poblado de san Juan y Martínez, obras hidráulicas capaces de retener los grandes volúmenes de agua causantes de tan peligrosas inundaciones.

La presa Guamá y la hidrorreguladora de San Juan y Martínez, constituyeron años más tarde la materialización de esas ideas. Quien sabe cuántas vidas y bienes materiales se habrán salvado desde entonces.

Por: Ronal Suárez Ramos

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