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Con el inicio del denominado período especial en Cuba en el año 1990 del pasado siglo se restringieron las construcciones de viviendas en San Juan y Martínez, el último edificio levantado resultó el número 27 ubicado a la entrada del Hoyo de Monterrey.

Hasta la fecha solo se construyeron el de tres plantas en la carretera a Trujillo. Los  de dos en asentamientos como el de Campo Alegre, el Laurel destinados a los trabajadores de la salud y otro próximo al lugar aun en ejecución.

Sin embargo, en estos últimos 23 años la población del municipio creció aceleradamente y la necesidad de una casa para fomentar las nuevas familias presionó con fuerza a las direcciones gubernamentales del territorio.

El problema alcanzó niveles dramáticos con el embate de los huracanes durante esos años que provocaron que aun hoy más de dos mil familias sanjuaneras vivan en albergues o construcciones temporales.

Emergió entonces un mal que aún prevalece, las construcciones ilegales, en contradicción con lo previsto en la ley general de la vivienda.

 Con las nuevas leyes puestas en práctica para actualizar el modelo económico cubano una de sus principales prioridades es la construcción de viviendas.

Para ello  facilitó los materiales mediante créditos asequibles para las familias necesitadas de un techo digno para vivir.

Es entonces el momento de legalizarlo todo y eliminar lo mal hecho, de imponer lo previsto en la ley para la urbanización, construcción y remodelación de las viviendas.

El camino no está allanado en San Juan y Martínez debido al monto de los males acumulados, pero más temprano que tarde se ganará esta gran batalla para que los barrios del municipio alcancen el confort y la belleza de ante de los años del período especial.