Más adictos a la Guayabita del Pinar

La fama y calidad de su exclusivo licor en el orbe convierten a la fábrica  Guayabita del Pinar de la provincia en una de las mayores tentaciones de quienes visitan este territorio del occidente cubano.

Además de ser única de su tipo en el país, la entidad mejora sus condiciones de trabajo y  mantiene de alta los equipos en pos de la producción que año tras año va en ascenso pese a las dificultades que enfrentan en la cotidianidad, y en cuya incidencia de búsqueda de solución tiene el movimiento de innovadores y los propios obreros por el alto sentido de pertenencia que poseen.

No se detienen tampoco ante las limitantes  con algunos insumos precisos en el proceso productivo y por ello  no se desalientan ante la concepción de planes superiores y su sobrecumplimientos.

La Guayabita del Pinar  tiene su mayor demanda de comercialización en los mercados europeos y de frontera. También se oferta a granel  para entidades del sector del comercio y la gastronomía, unos 16 000 litros mensuales, sin satisfacer aún la demanda.

La exclusividad de esta bebida impone estrechas relaciones con centros de estudios, en particular,  la Universidad Vueltabajera  para el fomento de las plantaciones y los rendimientos, esfuerzo que les ha permitido recibir la materia prima necesaria para la elaboración de este licor.

Perfeccionar la calidad es una premisa sistemática en esta industria, la cual es visitada por centenares de turistas de los distintos continentes atraídos por su fama y las ansias de degustar el néctar

La Guayabita del Pinar, arbusto endémico del occidente cubano, sobrevive hoy en serranías y parcelas de conservación, creadas para preservar la especie con la que se elabora un ancestral licor, exclusivo de la Isla.

Los frutos se emplean como materia prima en una de las industrias licoreras más pequeña del planeta. En añejos toneles de cedro reposa la guayabita, merecedora de lauros en certámenes cubanos e internacionales, y no por antigua deja de ganar adictos.