Abundantes vestigios aborígenes en localidad del noroeste cubano

 

Un centenar de sitios arqueológicos aborígenes atesora el municipio de Minas de Matahambre, la mayoría de ellos descubiertos en grutas de esa montañosa localidad cubana, revelaron expertos.

Se trata de espeluncas y abrigos rocosos, lugares donde los nativos permanecieron de forma temporal, explicó Rolando Beades, historiador de ese territorio, situado en el noroeste insular.

Explorados desde principios del siglo XX -precisó-, en esos parajes aparecieron objetos ornamentales confeccionados con huesos, rústicos instrumentos líticos, fragmentos de osamentas humanas y murales pictográficos, atribuidos a las primitivas sociedades.

El macizo de Pan de Azúcar resguarda abundantes expresiones de arte rupestre, una de las más prominentes fue bautizada como La Solapa de los pintores, por la magnitud de las antiguas creaciones pictóricas.

Nombrados Guanahatabeyes, hombre tosco en lengua arahuaca, los grupos indígenas radicados en esta región varios milenios atrás, dependían de la pesca, la caza y la recolección, economía de apropiación típica del período preagroalfarero.

El estudioso comentó que aunque casi todos los sitios arqueológicos fueron hallados en escenarios serranos, existen excepciones como el residuario aborigen perteneciente a la zona de Biajaca.

Parte de las evidencias encontradas durante las pesquisas integran las colecciones del Museo Provincial de Historia, situado en esta ciudad, a unos 140 kilómetros de La Habana.

Las huellas dejadas por esas comunidades en cuevas y explanadas, develan pinceladas del modo de vida de los indios cubanos, diezmados por la conquista y colonización, aseveró Beades.

PL