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Diversifican cultivo de frutales en Pinar del Río

                               Escrito por  María Barbara Hernández

                                

Nada más sabroso, para este país de eterno verano, como un batido, jugos y refrescos de diversos sabores a partir de pulpas de frutas frescas. Nadie se resistiría a esa tentación y mucho menos con temperaturas ascendentes como consecuencia del cambio climático.

Hacía ese beneplácito avanzan los pinareños, con proyectos y estrategias a diferentes plazos para fomentar la diversidad de cultivos frutales escasos en ciertos campos cubanos,

Por ello se han plantado más de 5 600 hectáreas de diferentes variedades, entre ellas mango, guayaba, fruta bomba y piña. También otras exóticas como el anoncillo, guanábana amarilla, níspero, tamarindo, chirimoya y canistel.

Los esfuerzos abarcan la totalidad de los municipios vueltabajeros, donde se crean fincas como importante solución para la adquisición de recursos materiales e insumos. Más de 50 de ellas fueron beneficiadas con sistemas de riego.

Durante el año en curso, se prevé producir alrededor de unas 3 000 toneladas de fruta bomba, mango y guayaba que posibilitará la sustitución de importaciones al entregársele a la industria y mini industrias para la elaboración de pulpas, mermeladas y dulces.

El propósito es llegar a producir unas 25 000 toneladas de frutales en el 2016. Reinaldo Prieto Padilla, especialista de cultivos varios de la delegación territorial del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI) precisó que en aras de este objetivo se trabaja en el fortalecimiento de los viveros, acometen investigaciones en pos de variedades de calidad y altos rendimientos y la preparación técnica para los injertos al mamey y el aguacate, así como se realizan las atenciones culturales propias de cada cultivo, se benefician los suelos y se es exigente con la vigilancia fitosanitaria.

Asimismo, involucran a otros sectores agrarios como los forestales que incluyen en sus planes de reforestación casi un 15 por ciento de árboles frutales, mientras la población asumen los huertos caseros donde reaparecen otras variedades tradicionales y exóticas, con la asesoría de expertos.

En Cuba hay plantadas 86 000 hectáreas de frutales y sobresalen las provincias de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey. Sus producciones se destinan a los pobladores del archipiélago, a la reanimación de la industria para la confección de compotas y otros renglones, así como para la exportación tanto fresca como procesada.

El camino a recorrer es escabroso ante la necesidad de saltear obstáculos de diversas índoles, pero la voluntad con la que se acomete la faena la convertirán en una realidad palpable y de beneficio colectivo ante la agravada crisis alimentaria que enfrenta el orbe.

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