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La certeza de que nadie será abandonado

La certeza de que nadie será abandonado

Escrito por  Ronald Suárez Rivas

Al igual que otros miles de pinareños, Ismael Contreras le guarda a los huracanes todo el rencor del mundo.

"De nuestra casa no quedó un solo horcón en pie. Aquello fue triste", recuerda este anciano de 74 años, que en agosto del 2008 perdió su hogar a causa de uno de esos devastadores fenómenos naturales.

Desde entonces, Ismael, junto a su esposa Elvira, y un hijo, viven en un pequeño cuarto levantado con las pocas tablas que el viento no se llevó. Hoy, sin embargo, esa realidad está a punto de cambiar, pues la familia ha sido beneficiada con la entrega de subsidios para la recuperación de viviendas, un programa recién iniciado en el país con el propósito de asistir a las familias de menos posibilidades económicas.

"Cuando nos lo dijeron, sentimos una gran alegría. Aquí nunca perdimos la esperanza. Siempre supimos que tarde o temprano, la Revolución nos iba a ayudar", asegura Ismael.

Junto a ellos, otras 61 personas del municipio de Los Palacios, uno de los más castigados por los huracanes Gustav y Ike hace casi cuatro años, han sido incluidas hasta el momento en el programa mediante el cual han sido repartidos más de dos millones de pesos.

Algunas como María Campos, ya empezaron a adquirir los materiales, otras, como Ildeliza Hernández, aguardan por los trámites de rigor, para poder hacerlo.

"La medida es muy positiva, ya que este fue un territorio severamente golpeado por los ciclones, donde el 84% del fondo habitacional (10 688 viviendas) resultó afectado en alguna medida", comenta José Ramón Cabrera, vicepresidente del Consejo de la Administración Municipal para atender las construcciones.

"Aunque una buena parte de los casos (6951) ya ha sido resuelta, la situación sigue siendo compleja. Todavía hay un número significativo de familias que no han podido volver a levantar su casa, para quienes, esta ayuda del Estado resultará vital.

Tras varios meses del inicio de esta experiencia, el proceso avanza de manera ordenada. "Como resulta imposible cubrir a la totalidad de los damnificados, la decisión es priorizar a los más necesitados", explica el funcionario.

Es el caso de Noraisy Valdez, una mujer que convive en una facilidad temporal con su madre enferma de 71 años y su pequeño hijo, o de María Campos (54 años), una discapacitada que vive sola. Dos de las tantas familias cubanas que se quedaron sin techo a causa de los huracanes, y que confirman la certeza de que nadie será abandonado.

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