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Gerardo Ortega, un pinarindio irreemplazable

                               Escrito por  Mayra García Cardentey

Siempre se le ve presuroso de acá para allá, con su maletín negro y su compendio de papeles, de objetos viejos y artefactos raros. Sin ningún reparo satisface cada duda, cada desliz histórico, suyas son la mayoría de las acotaciones sobre las memorias de la ciudad, incluido la del gentilicio que para él debiera ser pinarindio.

Gerardo Ortega Rodríguez, poeta, ensayista y acucioso investigador, ha adquirido con los años una singular importancia dentro del contexto histórico de la provincia vueltabajera. Con él se llega a una panorámica acerca de las tradiciones y leyendas del territorio pinareño.

Sus alocuciones son concretas, detalladas, sustentadas por una investigación profunda y una minuciosa revisión bibliográfica, que sirve de referencia para muchos historiadores e investigadoras de la zona.

Su labor queda plasmada en varios textos publicados en periódicos y revistas; aparece además en las antologías poéticas Centenario de Lenin, Nuevos Poetas, El libro de Enero y La Eterna Danza, entre otras.

Asimismo, ganó el Premio Nacional de Poesía Centenario de Rubén Martínez Villena en 1999 y obtuvo mención en el concurso nacional de poesía Alcorta 2004. Su primer libro de carácter historiográfico (compilación y prólogo) fue Estampas de la Vuelta Abajo (2000) y el primero de poesía La Sobrevida (2001).

Contribuyó también con el libro Guanahacabibes: Donde se guarda el Sol de Cuba (2003). Publicó Breviario de la Ciudad (2008) y es coautor del libro Tranquilino Sandalio de Noda: El Sabio de Vueltabajo (2009).

Ortega en sus varias peñas y tertulias como la de Estampas de Vueltabajo y Figuras pinareñas, vierte sus conocimientos, sus años de pesquisas, notas, de hurgar aquí o acullá, con esa forma suya tan única, atractiva y dinámica.

En sus espacios y libros se halla una enseñanza diferente, respetuosa de las tradiciones más importantes y añejas de la ciudad, como La Chocolatina, espacio donde siempre depara unos minutos, entradas las tres de la tarde, para degustar un rico chocolate como era costumbre a inicio del siglo XX.

Para Lorenzo Suárez Crespo, destacado escritor del patio, en Ortega se vislumbra una prolífica labor humanística de indudable impacto social en el contexto panorámico en que se debate la historiografía pinareña y sus tradiciones y leyendas.

"Si hoy conocemos más y admiramos con mayor intensidad a nuestro terruño, ha sido gracias a la minuciosa labor investigativa de Gerardo para recrear la vida de una de las ciudades más interesantes y lamentablemente poco conocidas en su historia y tradiciones", explica Suárez Crespo.

Tras de sí, la ciudad vuelve a existir, se sacude la modorra de estos tiempos inmemoriales, de esta sed de modernismo y iphone; tras de Ortega Pinar se revitaliza, ondea suave su esencia, transpira a sorbos sus dotes de media ciudad, y nos hace vivificar nuevamente sus achaques, sus encantos, sus magias.

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